Maldita tarea, nunca me había pasado esto, cero ideas...cero todo, y no, no lo atribuyo al enamoramiento...lo atribuyo a que tengo una inmesa flojera y quiero vacaciones ya!:
La felicidad como una meta de la educación, una falacia.
Si partimos desde el principio aquel de que el hombre es un ser inacabado y que por lo tanto esta siempre en una constante transformación, que es moldeable, manejable, etc.; Es obvio que se tiene en cuenta que la educación toma un papel muy importante en este proceso de transformación, se vuelve un proyecto.
Ahora, bien entendemos que para que un proyecto funcione necesita plantearse como primer momento metas. Tenemos que la educación es un proyecto y en su quehacer, se vislumbra como fin que el hombre sea feliz.
Pero ¿En verdad se logra esto?, me queda claro que ocurre en pocos casos, y es que resulta muy difícil poder alcanzar una meta tan subjetiva y personal, la felicidad depende de cada persona, y aunque no es algo que la voluntad no pueda no querer, esta enmarcada por muchísimos factores influyentes en el proceso educativo. I
Es importante el interés que se tiene por la felicidad y el medio que se debe seguir para alcanzar a ésta, pero no basta con plantear querer alcanzarla, yo creo que va mas allá e incluso se vuelve necesaria una reestructuración, pero no sólo de la educación, sino de la sociedad (porque recordemos que es la sociedad quien crea todas las instituciones, valores, deseos, necesidades, etc.). De manera que se vuelve importante buscar una definición por lo menos más o menos general sobre lo que es la felicidad, ya que no se refiere a sonreír siempre porque se logra acceder al nivel de estatus que se desea tener.
Y es ahí cuando comienza el problema, ¿quién podrá tener la razón?, ¿A caso no es demasiado aventurado?, en efecto, y se volvería una tarea nada sencilla, entonces la respuesta queda dentro de cada uno de los educandos, pero siempre la sociedad estará definiendo esa respuesta, porque cómo no pensar en los clichés y paradigmas sociales, nosotros mismos somos producto de ellos y no hay una noción exactamente clara de lo que pueda ser bueno o ser malo y para quién, y curiosamente…el robar, mentir, traficar, matar, puedan volverse actividades que inyecten de bienestar y felicidad a alguien, pero para la sociedad es dañino, ofensivo y mal visto, ya que daña su integridad ¿y cómo no?.
Volvemos a lo subjetivo, y la dificultad del problema, sinceramente creo que la felicidad no ocurre como tal, todo es producto de un “coco wash” social, y entonces, andamos por la vida, buscando ser libres para alcanzar la felicidad (la libertad es otro conflicto, si entendemos que la libertad es la capacidad para poder decidir por sí mismo, el hombre se enfrenta a problemas serios cuando accede al conocimiento y al caos momentáneo que este lo produce –necesario para poder aprender- y entonces, ya no se qué es peor, si vivir en “las tinieblas” o conflictuarse con regularidad, el preguntar, investigar, reclamar, por supuesto que no ofrece para nada una vida tranquila y mucho menos sencilla, pero para alguien esto puede implicar felicidad).
Incluso, la felicidad vale por si misma y es de un rango superior a la libertad, pero si entendemos que no tenemos una sociedad libre, sino más bien controlada, el resultado es una felicidad controlada y hasta comprada, compramos y vendemos felicidad a base de bienes materiales, seguridad y aceptación social.
Evidentemente es muy complicado creer que la felicidad depende solo del individuo, pero es él quien se hace cargo de ella, de él depende su éxito o fracaso, de nuevo, en una sociedad controlada, y no, no estoy en contra del control…por el contrario, creo que es necesario, el punto es no perder de vista sus limites o restricciones, porque sí, toda nuestra educación (quizá, aún estando en un nivel superior) es resultado de intereses de otros y necesidades a cubrir a corto o mediano plazo, la felicidad por supuesto que es una falacia, una mentira, pero es necesaria, y aunque se venda y se retrate en espectaculares del viaducto, se reproduzca en slogans o se viva en representaciones, es una esperanza de vida y el educar como tal se vive por que hay una esperanza y parte de supuestos.
Para el hombre, educarse implica obtener un beneficio, plantearse un objetivo (observable y claro) lo motiva para continuar; pero no entiendo por que la inflexibilidad para suponer que quien no se educa no puede ser feliz, “educar para liberar”…se reduce a “educar para ser feliz” y yo lo traduzco a “educar para controlar”.
Y entonces, se frustra a la gente porque no encaja, porque se margina, porque no tiene recursos para acceder a un estilo de vida, la demanda educativa incrementa y por lo tanto se vuelve más difícil acceder y el control que pretende la educación es absorbido por el descontrol y los problemas sociales como son la drogadicción o la delincuencia, y así más y más menos se sabe cómo atacarlos o enfrenarlos si quiera, porque no hay proyectos sinceros, con fines más simples y flexibles.
El individuo pensando en como acceder al poder, tener fama o dinero, porque creen que eso es la felicidad, para unos puede serlo, para otros lo serán la familia, la riqueza moderada, o la buena suerte (¿La buena suerte?).
Yo creo que la felicidad (la que puede ser real, y eso sólo tal vez), radica en sentirse bien con uno mismo, satisfacer necesidades afectivas o emocionales, pero partiendo de uno mismo (siempre e indiscutiblemente) centrados y concentrados en deseos y necesidades personales (porque aún con toda esa lluvia de información de la sociedad, sí existe).
Ese puede ser un buen punto departida, educar al hombre para su autoconocimiento y autorregulación (no es lo mismo de crear autómatas) y entonces así poder tener individuos un poquito más libres y más felices.
Esa! sería una buena educación, lejos de cubrir objetivos escolares, reflejados en calificaciones y reconocimientos, la que se da en convivencia con la sociedad y no en ambientes irreales y desfazados, como lo es la escuela (porque los actos humanos no ocurren ahí, solo se reproducen).
Porque es muy tonto pensar que se aprende solo siendo parte de un sistema formal y que si no se acude a él se vive infeliz.
La felicidad no es resultado del discurso, solamente, sino en gran medida de la práctica, la felicidad no se logra preparando a las personas para vivir “una” vida, sino dando algunas herramientas que pueden ser útiles al enfrentar una posible vida y resolver los problemas que puedan presentarse, que aunque sean semejantes, nunca serán iguales.
Entonces la educación se vuelve una auto tarea, porque es el educando quien se debe hacer cargo de ella, responsable y constructor, el principal y verdadero agente y de él mismo depende la llamada “felicidad”, que resulta ser la prístina idea individual y una suerte de subjetividad excesiva, apostando, incluso a la infelicidad total. Pero aventuradamente, a eso le llamo aprendizaje.
Bibliografía:
Altarejos. /Naval. Filosofía de la educación. Editorial Eunsa. España 2004.
Moore. T.W. Introducción a la Filosofía de la Educación. Editorial Trillas. México, 1987 (reimp 2004).