martes, febrero 09, 2010

Y entonces dígame usted...¿Para qué soy bueno?

Practicamente desde que salí de la Universidad tuve trabajo, cuando menos cuenta me di ya estaba dentro, y aunque ciertamente no es un trabajo que me llene en todos los sentidos, por el momento cubre ciertas necesidades.
Por todo esto, y más cosas, para obtener mi trabajo no tuve que hacer un CV ni nada por el estilo, algunas pruebas, unos pseudocursos y eso fue todo.

Hace unos días, un compañero de la chamba despertó varias inquietudes que permanecían dormidas, tal vez por la temporada invernal...y entonces ahí estaba Daniela otra vez, trazando todo un plan para ampliar los horizontes.
Contacté a una buena Profesora de la Universidad y le comuniqué mis inquietudes, su respuesta me fue bastante positiva y promisoria, pero me enfrenté de lleno con algo que sin duda impone:
El CV...

La página en blanco, el cursor palpitante , 27 letras, puntos y comas para formar enunciados contundentes y simples que definieran qué sé hacer o que conozco, por lo menos.
Comencé a sudar frio y me enfrenté con la realidad, vamos...no es que nunca haya hecho un curriculum vitae; Por supuesto!, miles de veces para jugar al empleado en la simulada Universidad, pero nunca lo había hecho con un fin serio y de importancia primordial puesto que de él dependen muchos nuevos proyectos, el primer acercamiento es aterrador y surge una duda tremenda que no deja respirar y que te hace preguntarte una y otra vez ¿será que sí?

Cuando las dudas se disiparon , eché mano de la verborrea y le unté crema a mis tacos, mis ideas fueron más allá: Con razón no hay empleo, si para comenzar el elaborar un CV es una prueba que pone en jaque tu percepción, sobre todo cuando de planito tu experiencia laboral es limitada o casi nula, en algunos casos.
No sirven de nada los talleres de Incerción laboral, me cae... y si no, por qué me hace sudar la idea : ¿Para qué soy bueno?, entiendase: Qué Conozco, qué se hacer, qué soy...
Hard to explain...