miércoles, mayo 05, 2010

Comunidad- alcohólica- terapéutica

La costumbre hace familiares los mounstruos.
Alfonso Reyes



Expiar culpas y limpiar almas castigadas por medio de la charla, eso es lo efectivo; Llegar a conclusiónes guiadas por el insight, encontrarte en tu centro por más intoxicado que estes, y así coincidir en penas y dolores en tu comunidad, el círculo que nunca te abandona, filósofos de pacotilla, terapéutas charlatanes de la vida-

-Tú tienes que hacerte adicta a algo...
-Lo soy, a las emociones, como no...y a las gotitas para los ojos, pero a las que te ponen.
- y tú ¿qué te traes? ¿Por qué bebes tanto? ¿Por qué no lo tiras y ya?...sí, se me ocurré que eso vamos a hacer!, todos van a tirar todo lo malo que traen...



Entonces todos somos ahora una comunidad terapéutica mal pedo en donde nos contamos nuestras experiencias, los males de amores, las historias que marcan y destruyen, las que te dejaron como estas, roto, quebrado, tronado, defectuoso. Todas cada vez más peores y entre más creces en edad, más sencillo es cagarla a lo grande, cada vez más y más hasta sumergirte y llegar hasta el fondo. Te haces pequeño en razón, te es más difícil soltar y cambiar de página...de libro.

Así son todas nuestras historias, historias de gente que un día se desvió en el alcohol, las drogas, las emociones, las relaciones conflictivas y el sexo sin amor.
Así somos los protagonistas que vivimos y actuamos en escenas de historias aderezadas por todo eso y otras cosillas más: Engaños variados, soledades impuestas, decepciones, traiciones, intrigas, bodas fallidas, abortos, implicaciones homosexuales, promesas no cumplidas, golpes, suicidios, abandono y un chingo de desamor.

Cada quien cuenta su historia , esperando a que alguien más la supere - por favor- sin desear gran cosa a cambio; Nadie quiere consejos ni palmadas en la espalda, sólo deseamos liberar un poco la cloaca para poder seguir viviendo y sonriendo, llenarnos de nuevas historias macabras, dignas de una novela...hacer que valga la pena la vida, nunca importa el precio.

Todos hablamos, esa es la regla, aunque de nuestras bocas salgan los más terribles improperios, al fin estamos pedos, mañana todo esto será un mal debraye, una ilusión, nadie recordará ni un carajo con certeza.

¿Te sirvió de algo? ¿Dejaste de beber? ¿No te drogaste? ¿Dejaste tus relaciones absurdas y superficiales? O fuiste y nuevamente, bien cobarde le llamaste, te refugiaste en el pasado, te hundiste más, no te soltaste, y aferrado ahora piensas: Cuántas vueltas tuve que dar para llegar al mismo lugar.

No te preocupes, no importa, de cualquier modo aquí vamos a estar, aquí te puedes quedar, nos puedes llamar "hogar".

2 comentarios:

Janus dijo...

Bien lo decía una amiga bloggera que ya no bloggea tanto desde que toma antidepresivos: "Es muy feo vivir sin muletas". Aunque ya pensando más a fondo, no es tan mala idea tener un grupo como ese. Cuando uno se guarda las cosas la vida es más fácil temporalmente, pero siempre terminas por saturarte y explotar. Cuando uno explota es peor porque todo lo que tenías dentro te hace indefenso y vulnerable hasta que logras reconstruirte y empezar a acumular basura de nuevo. Mientras lo logras cualquier golpe te tumba, magnificas estupideces y haces todavía más pendejadas. Por eso dicen que mejor afuera que adentro. Con ayuda de una muleta, la vida es tolerable...

OE | Camus dijo...

soy la palabra monstruo y soy eso que sale a comprar sustancias a altas horas de la noche, no necesito grupo necesito saber que aun estoy desapareciendo...

Lo estoy logrando! -_-