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La inspiración no siempre llega frente al monitor de una computadora, puede crearla el color de las hojas de un árbol o ver llorar a un niño….algo terrible, o algo demasiado cursi.
Es difícil explicar y mucho más difícil es atrapar las ideas como van produciéndose, para así plasmarlas en algo que de fe del deseo incontenible de escribir.
La inspiración es frágil…puede morirse casi al momento de nacer, por el frió o por el calor, también es un tanto indecisa y pocos la entienden como tal... puede comunicar bien, o puede hacer un caos con su mensaje.
La inspiración se prostituye con las ideas…con el ocio, con las palabras, con los colores, con los sonidos y las formas, nunca esta contenta…siempre quiere más y lo anterior le parece tonto, sin sentido, carente de creatividad...una copia burda de alguien más.
Puede mantenernos despiertos y felices toda la noche o puede destruirnos con el rigor de su autocrítica.
Crea mundos donde se puede respirar mejor, crea nubes en el techo de una habitación.
La inspiración llena de impaciencia a quien va a visitar y no lo deja tranquilo hasta que tiene lo que obtiene, aunque después vea con desprecio el tributo…aunque después se enoje y ya no quiera regresar…

Aunque si nadie la recibe, no es nada...