No sé si con anterioridad había desrito yo en este blog la relación intima que llevo con el diccionario. Momento, aquí hacemos una breve pausa para aclarar que no hay ningún tipo de desvio sexual entre él y yo, simplemente somos buenos amigos de muchos años atrás.
Digamos que el Diccionario de la Real Ácadémia de la Lengua Española (nada que ver con mi pequeño Larousse) llegó a mi vida cuando corría el año de 1992, yo en ese entonces era una mocosa imberbe que no tenía idea de lo que era un libro y mucho menos un diccionario porque simplemente, aún no sabía leer.
Pero Daniela además de tener la mala costumbre de preguntar cada vez que alguien llega a casa "qué me trajisté?" (Aún hasta la fecha), también tiene una abuela fanática de las buenas usanzas, las palabras correctas y los regalos para las nietas pedigüeñas.
Una tarde mientras juegaba con Bander (mi amigo imaginario), llegó mi abuela de trabajar y salimos a recibirla:
-Mamá Olga, cómo te fue?.
-Bien...
-¿qué me trajiste, mamá?
-Esto, ten.
Entonces puso en mis manos un verdadero tesoro; al menos a Bander le agradó porque yo no sabía muy bien para que servía. Pero como me habían dado algo, yo era feliz (desde siempre he pensado que lo que cuenta es la intención, a mi me encantan los regalos, así no los use).
Mi madre se dio cuenta de mi nueva adqusición y lejos de permitirme jugar con ese librote gordo y lleno de letras lo guardó hasta que llegara el momento oportuno.
Un año después llegó tal día, porque a Daniela no se le olvida nada y menos sus presentes.
-Mamá ya se leer y escribir. Me prestas mi libro ese que me regalo mi mamá Olga, el de las mil letras y letras.
-Serán palabras y definiciones, y no se llama libro, sino Diccionario.
Entonces me lo dio y yo lo llevaba a casi todos lados, y digo llevaba porque desde que tengo uso de razón me gusta usar bolsa para guardar mis artilugios, esos que han de acompañarme en mis travesias diarias.
A aquél diccionario aún lo conservo, pues si hay algo por lo que también me distingo es por cuidar las cosas que me interesan, desde niña decidí que aquél diccionario sería para mí un tesoro y si bien no me expreso 100% correctamente es porque ni que estuviera loca, pero efectivamente aún es un tesoro.
Además opté por marcarlo y ponerle toda una letanía con faltotas de ortografía:
Si este diccionario se pierde porfabor entregalo a su dueña:
Daniela M.....
Que cursa ____ del grupo ___, asiento #___ (Así es, con rayitas porque tenía en cuenta que cambiaríamos constantemente de año, de gurpo o de asiento).
Si no puedes entregarlo en la escuela, ve a su domisilio hubicado en ..........
Así es, siempre he sido una ñoña y no he cambiado demasíado.
Hoy el diccionario sigue siendo uno de mis mejores amigos, me gustan las palabras y sus significados; Y, salvo sus contadas ocasiones pienso que las palabras son lo mejor que nos ha ocurrido...
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Hace 3 años.
4 comentarios:
¿Ahora tienes barba?
En fin.
Pues sí, la neta, descubrir las letras, entenderlas (aunque sea un poco) e intentar darles buen uso (a pesar de todos los intentos fallidos) es algo de lo mejor que le puede suceder al ser humano.
Ya te imagino sacando todos tus cachivaches de tu bolso y al final el tumbaburros :oþ
Saludos Magic Smile Face, luego te leo.
Eso del diccionario mola. También "descubrir" nuevas palabras en las novelas (novelas de libros ee, jaja)
Saludos
Pherro:Sí, tengo barba y me depilo con cera...por eso tengo la piel tersa, jeje.
DvD: ahhh yo pense que en novelas como las que pasan en el 2 o el 13. Aunque ahora me gustan mas las de telemundo
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